En esta sociedad y en este momento en particular, donde las acciones de la política se discuten cotidianamente y aunque no las escuchemos afectan nuestra vida y nuestro crecimiento interior, siento la importancia de compartir con ustedes el pensamiento de que existe el cambio de valores, es decir de esas valuaciones sobre los métodos con que se ejerce el poder en las organizaciones, empresas instituciones educativas y sistema de gobierno en general.
Normalmente,quien más poder posee es el que domina la distribución de los beneficios.
En el sistema de gobierno esos beneficios se denominan riquezas y hablamos así de la distribución de la riqueza.
Pero como ustedes sabrán, beneficios y recompensa son repartidas en todos nuestros ámbitos.
Pocas son las oportunidades en que vemos que esos beneficios son distribuidos con equidad y justicia.
Las estrategias y prácticas desleales dominan las acciones de los más poderosos. Necesitan de ello para conserva el poder.
Entendemos por poder la capacidad de influir sobre otros. Cuando estamos realizando un trámite, la inscripción en una entidad publica o privada o solamente abonar un servicio, muchas veces hemos presenciado favoritismos en la rapidez de la atención o “acomodo” en la inscripción de tal o cual matrícula.
Estas “excepciones” normalmente obedecen al poder de la influencia; en compensación por algún tipo de favor recibido en otra ocasión.
Parece que no es de mucha importancia un hecho aislado, pero suma a nuestra cultura, donde priorizamos el tiempo, el dinero, el ahorro ante el respeto de nuestra dignidad de seres humanos sistémicos conectados unos a otros por el amor que nos creo.
En todos los niveles de intereses económicos de estatus o de poder; la ifluencia nos posiciona favorablemente, para obtener recompensas o beneficios. Que no son más que intereses materiales ofrecidos por los poderosos de turno en detrimento de la justicia e igualdad de posibilidades.
En pos de mi desarrollo como ser humano, que no deja de ser nuestro desarrollo, comento mediante estas palabras, que tenemos derechos a esa igualdad y que no podremos ser felices y proyectar esa felicidad a nuestro entorno sino defendemos nuestra libertad, fruto de nuestro profundo sentir de amor fraternal en la sociedad en su conjunto.
Cariños
Graciela
